jueves, 17 de marzo de 2011

...

De algo estoy seguro. No podrá quererlo como lo quería yo, no podrá adorarlo de ese modo, no sabrá advertir hasta el menor de sus dulces movimientos, de aquellos gestos imperceptibles de su cara. Es como si sólo a mí se me hubiera sido concedida la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos. Nadie podrá ver nunca lo que yo he visto. Y ella menos que ninguna. Ella, incapaz de amarlo, incapaz de verlo verdaderamente, de entenderlo, de respetarlo. Ella no se divertirá con esos tiernos caprichos..

No hay comentarios:

Publicar un comentario